Bajo el liderazgo de ATS y ARDT y con el apoyo de WVA organizaciones que defienden la reducción de daños por tabaquismo enviaron una carta al director de la OMS demandando la participación de la sociedad civil en la COP9. Exigen ser parte activa de la conversación, pues los lineamientos de la Organización contemplan la inclusión de estos grupos, cosa que no ha sucedido con la reducción de daños y el vapeo.
La próxima Conferencia de las Partes (COP9), que se celebrará en línea entre el 8 y el 13 de noviembre, ha suscitado gran preocupación entre los vapeadores de todo el mundo. La reunión, que se hará a puerta cerrada y un enorme secretismo, es el espacio donde se reunirán delegados oficiales de más de 180 países. Asistirán además organizaciones filantrópicas y gubernamentales alineadas con el sesgo ideológico de la Secretaría del Convenio Marco para el Control del Tabaco. Desde su primera edición, entre los asistentes nunca ha habido participación de la sociedad civil y, mucho menos, se ha discutido el papel de las nuevas alternativas para la cesación del tabaquismo.
La Asociación de Reducción de Daños por Tabaquismo Iberoamérica (ARDT) y la ONG Acción Tecnico Social (ATS), con el apoyo de World Vapers Alliance (WVA), han dado voz a la comunidad mundial del vapeo para expresar, en una carta abierta dirigida al Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, y a la Dra. Carissa F. Etienne, directora regional para las Américas, la demanda por la inclusión como observadores de grupos civiles no gubernamentales que trabajan en pro de la reducción del consumo de tabaco con un enfoque de reducción de riesgos y daños como derecho humano.
La carta
En la misiva se tratan temas como la inclusión de políticas de reducción de daños por tabaquismo, el derecho a la igualdad y la inclusión clara de estas ONG que representan a los usuarios que han abandonado el tabaquismo gracias a equipos de riesgo reducido. Destacan también la sólida y suficiente evidencia científica que existe sobre el vapeo, exigiendo la implementación de una política de reducción de riesgos y daños bajo los lineamientos ya impuestos por la OMS, que afirma, por ejemplom que “el derecho a la salud aplicado a la política de drogas incluye el acceso, de forma voluntaria, a servicios, bienes, instalaciones e información de reducción de daños”.
El comunicado no es indiferente a las políticas y convenios ya establecidos por la OMS ni a sus colaboraciones con entidades externas. Hace énfasis en la exclusión sistemática que han sufrido las sociedades civiles, e incluso las académicas, por estar a favor del vapeo o por realizar estudios científicos en la materia. Este fue un tema principal en la pasada COP8, que estuvo marcada por la denigración sistematizada del vapeo y sus defensores.
Las exigencias de la carta tienen la intención de hacer este tipo de reuniones más justas y participativas, así como darles completa transparencia al tener a todos los actores reunidos. El sentido de la carta se resumen en el siguiente fragmento: “para ser claros: nada sobre nosotros sin nosotros”. Se trata de una referencia clara y contundente a la exclusión, no solo de las entidades y organizaciones pro-vapeo, sino a las evidencias científicas y los datos recolectados tras más de 10 años de estudios del que es, quizás, el objeto más estudiado del siglo XXI.
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